Tener varias cuentas bancarias para organizar el dinero por categorías puede ser inteligente, pero implica costes y riesgos si no se gestionan de manera adecuada
Consejos prácticos para aprovechar mejor tu paga extra o bonus anual
Muchas personas optan por tener varias cuentas bancarias para organizar mejor su dinero, poder separar gastos y evitar imprevistos. Tener más de una cuenta puede parecer, a primera vista, una estrategia bien pensada para aquellos que manejan grandes cantidades de dinero, pero lo cierto es que está al alcance de cualquiera con ingresos regulares y ganas de tomar el control de su economía. Se tiene que saber que se tienen que tener ciertas precauciones: costes de mantenimiento ocultos, comisiones por inactividad o problemas derivados de la falta de organización que pueden acabar erosionando los beneficios iniciales.
La banca digital, las nuevas fintech y las ofertas de cuentas sin comisiones han hecho que la apertura de múltiples cuentas sea mucho más sencillo y rápido. Pero esta comodidad también ha hecho que muchas personas acumulen cuentan que no usan y que sean olvidadas y con cargos inesperados.
Inconvenientes y costes asociados
Tener varias cuentas bancarias puede parecer una estrategia inteligente para tener organizado el dinero, pero también conlleva ciertos inconvenientes si no se sabe gestionar adecuadamente. Uno de los principales problemas es el coste de mantenimiento. Aunque son ya muchas entidades las que ofrecen cuentas sin comisiones, estas condiciones suelen estar sujetas al cumplimiento de ciertos requisitos, como domiciliar una nómina, mantener un saldo mínimo o utilizar la tarjeta de crédito un número determinado de veces al mes. Si no se cumplen, las comisiones pueden variar desde los 10 euros hasta más de 200 euros al año por cuenta.
Otro inconveniente es el riesgo de descontrol financiero. Cuantas más cuentas se tengan, más complicado puede ser tener una visión clara y global de la situación económica. Puede pasar que se olvide una domiciliación que estaba pendiente o un cargo automático en una cuenta que se usa poco. Esto puede generar descubiertos, intereses o incluso anotaciones negativas en ficheros de morosos si se acumulan impagos. Además, si no se revisan todas las cuentas con frecuencia, se podría pasar por alto comisiones o cobros indebidos que se pueden repetir cada mes.
Además, hay que tener en cuenta la posible complejidad fiscal. En el caso de autónomos o personas con inversiones, tener múltiples cuentas puede hacer compleja la declaración de impuestos o la justificación de ingresos y gastos ante Hacienda. Esto implica un esfuerzo extra en la contabilidad personal y mayor riesgo de errores en la presentación de declaraciones fiscales.
Cómo elegir y organizar las cuentas
La clave para aprovechar al máximo el tener varias cuentas bancarias sin caer en la desorganización es establecer una estructura clara y adaptada a las necesidades de cada uno. Aquí compartimos unos consejos prácticos para hacerlo de forma eficaz:
- Definir el propósito de cada cuenta: no se deben abrir cuentas porque sí: cada una tiene que tener una función clara.
- Cuenta principal: para ingresos regulares como pueden ser una nómina o una pensión y gastos mensuales para alquiler o facturas.
- Cuenta de ahorro: en esta cuenta no se debe tener ninguna tarjeta asociada ni domiciliaciones, solo debe servir para guardar dinero para metas concretas.
- Cuenta para ocio o gastos personales: es ideal para controlar lo que se gasta en caprichos sin que afecte al presupuesto principal.
- Cuenta compartida: para gastos comunes como puede ser la hipoteca o la compra mensual.
- Utilizar la regla del 50/30/20: esta regla es una fórmula clásica de organización financiera que puede ayudar a repartir el dinero de manera eficiente:
- 50% para necesidades básicas como vivienda, comida o transporte.
- 30% para deseos u ocio.
- 20% para ahorro o reducción de deudas.
- Esta división puede ser reflejada abriendo una cuenta para cada bloque o sencillamente automatizando transferencias mensuales desde la cuenta principal hacia las otras con ese reparto.
- Centralizar la gestión desde una app: existen muchas aplicaciones de finanzas personales, e incluso algunos bancos permiten vincular todas las cuentas, aunque sean de entidades diferentes. De esta manera se puede tener una visión global, gastos por categoría y movimientos recientes, sin tener que entrar en cada plataforma por separado.
- Evitar duplicidades innecesarias: si hay dos cuentas que tienen el mismo objetivo y no ofrecen ventajas claras, se debe valorar cerrar una de ellas. Solo se recomienda mantener las cuentas activas y útiles, ya que reduce el riesgo de despistes y el pago de comisiones injustificadas.
- Revisar las condiciones con frecuencia: las cuentas que no tienen comisiones pueden cambiar sus requisitos sin avisar. Debido a esto, se aconseja que se haga una revisión cada cierto tiempo, puede ser cada seis meses, por ejemplo. Esto permitirá detectar cambios en las condiciones, nuevas ofertas o algún producto más competitivo.
- Ser consciente de la liquidez de la que se dispone: mantener el dinero repartido entre muchas cuentas puede hacer creer que se tiene más dinero disponible del real. Se debe unificar lo que se necesita para el día a día en una cuenta principal y dejar lo que no se quiere tocar fuera de la vista, en una cuenta de ahorro sin acceso fácil o con un límite de reintegros.


