Redondeo automático en pagos: ¿ahorro invisible o trampa psicológica del consumo?
Se ha popularizado como una manera fácil de ahorrar, pero muchos expertos advierten que puede fomentar el gasto impulsivo y reducir la conciencia financiera
Qué es el truco del gasto espejo y cómo usarlo para ahorrar sin mucho esfuerzo
Vivimos en una época donde ahorrar se ha convertido en algo complicado. A pesar de ello, muchos quieren mejorar su salud financiera de manera sencilla, sin que suponga un esfuerzo. Por eso, muchas entidades bancarias y aplicaciones móviles han incorporado funciones innovadoras para poder ayudar a los usuarios a gestionar mejor su dinero. Una de las más populares en los últimos años es el redondeo automático en pagos, una técnica que fomenta el ahorro prácticamente sin que el consumidor lo note.
Este mecanismo es sencillo: cuando se realiza una compra con tarjeta o desde una cuenta corriente determinada, el sistema redondea el importe al alza (por lo general al euro más cercano) y deposita la diferencia en una cuenta de ahorro vinculada. Así, si se gasta 2,60€, el sistema va a redondearlo como 3€ transfiriendo esos 40 céntimos restantes a una hucha digital. Esto promete conseguir con el tiempo una pequeña suma que al ir acumulandose puede servir para imprevistos, vacaciones o metas de medio plazo sin que haya supuesto un esfuerzo.
Este redondeo automático se ha integrado directamente en distintas aplicaciones y servicios bancarios. Plataformas como Goin o Money Box permiten a sus usuarios vincular sus cuentas bancarias y tarjetas para que, con cada compra, se redondee el importe y se vaya acumulando la diferencia.
Pero, este sistema no está exento de críticas. Para muchos se trata sencillamente de un “ahorro invisible” bastante eficaz, y otros lo consideran una estrategia psicológica para desinhibir el consumo. Pensar que se está ahorrando de esta manera puede inducir a gastar con menos cabeza.
La psicología detrás del redondeo automático
El éxito del redondeo automático no se entiende únicamente desde un punto de vista financiero, sino también desde la psicología del comportamiento del consumidor. Este sistema se apoya en varios principios psicológicos que influyen en cómo las personas toman decisiones económicas cotidianas.
El principio del “dolor del pago” atenuado
Pagar con tarjeta, especialmente sin contacto, genera menos “dolor” psicológico que pagar con dinero en efectivo. Si a esto se suma que el redondeo se realiza automáticamente sin intervención del usuario, el impacto emocional de ver que se ha descontado una pequeña cantidad extra queda diluido. El usuario va a percibir que se ha gastado lo mismo, cuando en realidad ha pagado más de lo estrictamente necesario. Esto puede fomentar una mayor despreocupación al gastar, reforzando un comportamiento que se puede convertir en impulsivo.
La ilusión del microahorro
Psicológicamente, los redondeos automáticos apelan a la idea de que un esfuerzo mínimo trae una gran recompensa. Se está promoviendo que se está “ahorrando” sin darse cuenta y, por tanto, sin tener que renunciar a nada. Esto produce una sensación positiva y de control sobre las finanzas, aunque en realidad, la cantidad acumulada en la mayoría de los casos no es significativa a corto plazo. Este mecanismo se parece mucho a las técnicas de gamificación: ahorrar se convierte en una especie de juego, en el que acumular céntimo a céntimo se percibe como una victoria.
Sesgo de presente vs. futuro
El redondeo automático explota el llamado sesgo de presente: la tendencia humana a valorar más una pequeña ganancia inmediata que una más significativa en el futuro. Aunque el ahorro real generado por el redondeo se suele acumular para más adelante, el acto de “ahorrar ahora” se presenta como algo inmediato, lo que hace que se refuerce positivamente el hábito. Sin embargo, no cambia de fondo los comportamientos financieros nocivos, como el gastar más de lo necesario o no tener un presupuesto claro.
El “efecto licencia moral”
Este puede que sea el aspecto más polémico. Algunos psicólogos financieros alertan que este tipo de sistemas pueden inducir lo que se conoce como licencia moral: como uno siente que está haciendo bien (ahorrar), se da la licencia de actuar de forma menos responsable en otros aspectos (gastando más). En este caso, el redondeo automático puede convertirse en una coartada psicológica para justificar el consumo.
Automatización que reduce la conciencia financiera
Aunque automatizar el ahorro tiene ventajas, también puede provocar una desconexión del usuario con sus finanzas reales. Si no se decide activamente cuánto ni cuándo ahorrar, prácticamente no hay aprendizaje financiero y tampoco capacidad para tomar decisiones estratégicas sobre el dinero. En lugar de fomentar una relación consciente con el dinero, el redondeo automático podría promover un comportamiento pasivo.
¿Qué hacer antes de utilizar el redondeo automático?
El redondeo automático puede tener muchos beneficios como el ahorrar sin esfuerzo o fomentar buenos hábitos financieros saludables, pero es importante tener en cuenta algunos aspectos antes de comenzar a llevarlo a cabo:
- Complementar con otras estrategias de ahorro: el redondeo automático puede ser una herramienta útil, pero no debe ser la única estrategia de ahorro. Es recomendable combinarlo con otras prácticas, como marcar presupuestos y realizar transferencias periódicas a cuentas destinadas al ahorro.
- Monitorear los gastos: es fundamental mantener un seguimiento de los gastos para evitar caer en la trampa de gastar más por la falsa percepción de que se está ahorrando automáticamente.
- Marcar objetivos claros: establecer unas metas de ahorro definidas puede aumentar esta motivación y ayudar a mantener el enfoque en el ahorro a largo plazo.
