La caída del Popular
Desde que estalló la crisis en 2008, el banco Popular ha asegurado año tras año que la entidad que se estaba anticipando con holgura al deterioro del ladrillo que acumulaba en su balance. Sin embargo, ha sido precisamente el no reconocimiento de ese problema el que ha terminado por hundir a una entidad que se fundó hace 91 años. Su presidente durante todos estos años de crisis, Ángel Ron, abandonó la entidad a principios de 2017 tras presentar unas pérdidas históricas. Durante su gestión Ron defendió siempre la independencia de la entidad, a pesar de que no hace tanto tiempo suscitaba interés entre los grandes bancos del país. El Popular nunca quiso casarse ni comprometerse con nadie porque pensaba que tenía una forma diferente de hacer las cosas. Pero el que fuera el banco más rentable del país y líder en el crédito a PYMES, ha acabado en manos del Santander por un simbólico. Sus clientes habían perdido la confianza en que el banco pudiera remontar el vuelo y la fuga masiva de depósitos agotó toda su liquidez (que era holgada a principios de 2017). La entidad más introvertida del sistema, poco dada la exposición mediática, terminó acaparando portadas y caídas en la bolsa. Sus accionistas han perdido todo su dinero.