Obras de Matisse, Derain, Dufy o Braque en la exposición 'Los fauves: la pasión por el color'

Esta muestra está compuesta por más de 120 obras y ha sido posible gracias al préstamo de hasta 80 instituciones diferentes, según ha indicado este jueves el director del Área de Cultura de la Fundación Mapfre, Pablo Jiménez Burillo, durante la rueda de prensa de presentación.

Este recorrido plantea una "visión del color y de la realidad muy intuitiva" del fauvismo, hecha "desde el sentimiento" por unos artistas muy jóvenes con "entusiasmo por el mundo, que no vislumbraban las tormentas" que se llegarían en las siguientes décadas del siglo XX, en palabras de Jiménez Burillo.

Se trata de un movimiento pictórico que apenas duró cuatro años, entre 1904 y 1908, que aglutinó a los herederos de la tradición del siglo XIX y a los últimos pintores al aire libre, quienes llevaron "hasta el final" los "problemas de la luz" de los impresionistas, según ha explicado.

De aquellos artistas, esta muestra incluye nombres como los de Henri Matisse, André Derain, Maurice de Vlaminck, Henri Manguin, Albert Marquet, Charles Camoin, Raoul Dufy, Georges Braque, Émile Othon Friesz y Kees van Dongen.

COMPOSICIÓN A PARTIR DEL COLOR

La comisaria de la exposición, María Teresa Ocaña, ha explicado que esta exposición plantea el camino previo de los "fauves" (que en francés significa "fieras") previo a este movimiento, y que recoge el "espíritu" del "atelier" de Gustave Moreau, donde estudiaron varios de estos artistas: "No olvidar a los maestros del Louvre pero dar a la imaginación del color todo el protagonismo".

De esta forma, según ha explicado Ocaña, estos artistas, "deudores de la tradición y gente profundamente formada en la tradición pictórica", compusieron sus obras a partir del color, como la expresión del sentimiento más personal, y que sirve como ruptura de "la barrera de las líneas y de la forma".

Esta muestra se divide en cinco partes. En primer lugar, 'El fauvismo antes del fauvismo', dedicada a los primeros intentos pictóricos de estos artistas, sus primeros contactos y sus primeros experimentos con los colores puros y las pinceladas expresivas.

El recorrido continúa con 'Los fauves se retratan', que muestra como la amistad fue algo clave en este movimiento, lo que les llevó a retratarse unos a otros. En palabras de Ocaña, esto pone de relieve hasta qué punto los fauves se conocían, así como una "complicidad" y unos "lazos de verdadera amistad".

La muestra continúa con 'Acrobacias de la luz', que pone de relieve la influencia de la atmósfera mediterránea desde el momento en el que los "fauves" comenzaron a pasar temporadas cada vez más largas en la Costa Azul; y termina con 'La fiereza del color' --con atención en la enorme variedad estilística-- y 'Senderos que se bifurcan', acerca de los últimos caminos que tomaron estos artistas a partir de 1907.