
1 de 9
Entró como un chico tímido, pero poco a poco se va lanzando, empieza a perderle el respeto a la cámara, y comienza a mostrarse tal y como es. Ahora ha llegado el turno de ver el cuerpo de Abraham, y esa mirada penetrante, que hace que transforme su habitual imagen de niño bueno por la de chico picante. Descubre el cuerpo de tenista, esculpido a golpe de raqueta.








