Abel Azcona es un artista interdisciplinar que intenta crear “conflictos para buscar una transformación en el espectador” y que no se quede indiferente ante lo que está viviendo. Mónica Naranjo vivió en primera persona una de sus performances, que Ana Joven le explicó así: “Él está encima de una cama y tú tienes que pagarle un euro y tienes tres minutos para interactuar con él de la manera que sea”. La artista se quedó muy sorprendida, pero no se echó atrás.
Mónica se tumbó con Abel en la cama y, al principio, no sabía qué hacer. Luego empezó a acariciarle la cara a su acompañante: “A mí me da que necesitas mucho afecto”. Esta reacción cariñosa es solo una de las múltiples que se ha encontrado Abel cuando hace su propuesta: “Hay gente que ve sexo, o ve vínculo, o ve caricias. Lo que quiere ver”. Relata que, cuando hizo esta performance por primera vez hace cinco años, pasaron por su cuerpo 150 personas y hubo de todo: “Desde penetración hasta sexo oral. Hay gente que se masturbaba antes para poder aprovechar los tres minutos en plena erección”.
Mónica cree que lo que hace Abel “es complicado. Es el resumen de lo que él ha vivido, de sus lastres, de sus cenizas”.