Una inocente conversación ha puesto a Noemí en alerta. Le ha contado a su hermana Raquelita que se encuentra algo cansada y con muy poco apetito y el diagnóstico de la otra hija de Raquel es el siguiente: Noemí podría estar embarazada.
Tras colgar la llamada, la Salazar se queda algo inquieta y confiesa que no podrá conciliar el sueño hasta que no despeje esa duda de su cabeza. En mitad de la noche, sale a la calle en busca de su madre Raquel, que se encuentra en el portal de al lado.
Madre e hija acuden a una farmacia de guardia para hacerse con un test de embarazo, aunque Raquel lo tiene claro: “Lo que tienes es estrés o una piedra en el riñón”. Eso sí, el momento en el que hablan con el farmacéutico ha sido desternillante, ambas estaban muy nerviosas.
Una vez en casa, Noemí se encierra en el baño para orinar sobre un recipiente de plástico y después llama a su madre, que opina que lo que tiene su hija es una deshidratación porque “el pis está muy concentrado”. En el test aparece una raya pero ¿y la segunda? Nos quedamos con la duda de si Noemí está embarazada no.