La reacción de Iker Jiménez al descubrir el escándalo de los virólogos de Wuhan: “¡Solo había un tío digno!”

  • China ha cerrado varias ciudades para contener los brotes de covid

  • 26 de los 27 virólogos que afirmaron que el virus no procedía de un laboratorio tenían contactos con él

  • “Parece de chiste, pero un chiste muy dramático”, afirma Iker Jiménez

Pablo Díez es periodista y lleva tres semanas de cuarentena en China. En este periodo se ha hecho ocho PCR y un análisis de sangre para comprobar que está libre de covid. Esta es una de las férreas medidas del Gobierno chino para evitar la expansión del coronavirus en el país y, a pesar de todo, la variante Delta ha encontrado cómo colarse.

Iker Jiménez le ha preguntado a Pablo si es cierto que se han vuelto a cerrar ciudades para contener la pandemia y la respuesta ha sido afirmativa: “la semana pasada hubo un brote en una provincia de la costa y se ha trasladado a otras ciudades. Se sospecha de que el paciente cero llegó de Singapur 8 agosto: pasó tres semanas de cuarentena y 9 dio negativo en las nueve PCR. Dos semanas después hubo un brote en la ciudad y sus hijos estaban contagiados. Él también dio positivo. Sería un caso extrañísimo de una incubación muy larga, pero otra posibilidad que se hubiera contagiado en china al salir de la cuarentena”.

El escándalo que impresiona a Iker Jiménez

Pero si hay un escándalo que ha impactado mucho a Iker Jiménez ha sido el de los virólogos a sueldo. Pablo Díez detalló que, según una investigación del ‘Telegraph’, se ha descubierto que 26 de los 27 científicos que firmaron una carta diciendo que virus laboratorio de Wuhan no procedía de un laboratorio “tenían contactos con el laboratorio de Wuhan”.

Esta información dejó desconcertado a Iker Jiménez, que exclamó: “¡Solo había un tío digno!”. “Parece de chiste, pero un chiste muy dramático”, añadió el presentador.

Pero no se acaba ahí el escándalo. Según explica el periodista, se ha descubierto que experimentos del laboratorio de Wuhan eran financiados con dinero del Instituto nacional de Salud de Estados Unidos y tenían como protagonistas a varios coronavirus de murciélago que “se añadían a otros para ver su efecto en ratones a los que se les habían alterado genéticamente los pulmones para parecer humanos”.