Monllor y Manuel han venido a conocer a alguien especial al restaurante ‘First Dates’ y se han conocido mutuamente. Sin embargo, parece que ambos pisan el acelerador de sus vidas a ritmos diferentes y que la positividad no es el punto fuerte de no de ellos.
Manuel ha tenido claro que Monllor no era la persona alocada y activa que necesitaba en tu vida y es que el catalán ha conseguido ponerle muy, muy nervioso. Al principio parecía que la cita estaba funcionando muy bien y la primera impresión entre ambos ha sido muy buena, pero en el momento que han comenzado a hablar de gustos, sexo y aficiones la cosas se ha torcido por completo.
A Monllor le gusta mucho la película Nothing Hill y ha tenido la sensación que era un poco ñoña, pero no tanto como lo es El diario de Noa, la película favorita de Manuel. A quién no le ha hecho ninguna gracia que su cita le dijera que con esos gustos era un moñas y que seguro que también era romanticón “un agua calentito, unas velitas y una música tipo “Tú te has burlado de mí”, le vacilaba Monllor.
Respecto al sexo, a Manuel le encanta hacer cosas nuevas y probar sitios diferentes, pero Monllor se ha santiguado cuando le ha preguntado que si lo había hecho en un sitio público. El momento quizás más tenso de la cita ha sido el momento deporte. Manuel le ha contado a su cita todos los deportes que practicaba y cuándo han hablado de hacer snorwboard, la cita ha terminado de romperse. Monllor nunca ha esquiado y lo encuentra algo muy, muy aburrido “subir la montañita, bajar, subir la montañita bajar”. Un comentario que Manuel no ha admitido y que le ha llevado a decirle que rompía la magia y la ilusión de cualquier cosa.