La cita de Janire y Jaboga comenzó siendo algo surrealista y así continuó hasta la decisión final. Para empezar, nada más llegar Janire al encuentro con Lidia recibió la llamada de su madre, que aseguró “no preocuparse por su hija”. Tras la conversación telefónica, la comensal dejó claro que no le gustan “los pijos”, y cuando Lidia le preguntó por algún cantante o actor que le gustase, no se lo pensó: “Rafa Mora”. Jaboga, por su parte, contó con total naturalidad que a él “eso de leer” o “ir a bibliotecas” no le va.
Ya en la mesa, los dos jóvenes se contaros sus penas amorosas: a ella le duraban muy poco las relaciones y él tuvo una novia de cuatro años que le era infiel. La charla iba sobre ruedas, tanto que Jaboga se ofreció a llevar de vuelta a Janire a casa tras la cita: “Me pilla de paso”, pero había algo que podría interponerse: a ella no le gustan bajitos.
Con la conversación llegó el turno de las confesiones: ella estuvo “a punto de morir por un accidente de tráfico” y a él le disparó “un señor con una escopeta”. Las coincidencias entre ellos iban a más, tanto que ambos demostraron tener la misma idea respecto a personajes históricos. “¿Cuál es el personaje histórico al que admiras?”. “Yo voy a decir Ylenia”, dijo Janire y Jaboga, añadió: “Pues yo voy a decir Torrente”.
La conexión era tan evidente que ambos se dejaron llevar en el fotomatón y se plantaron un beso en la boca, pero en la decisión final todo se torció. Ella, nada más sentarse, le espetó que pese a ser “un 10 de chico”, había algo que no le cuadraba y especificaba: “No sé si la altura”, por lo que le dio pie a él para tener clara su decisión: “Segunda cita no tendría, no es mi tipo de chica”.
Y pasó lo inevitable, Janire se picó por las palabras de Jaboga, que no tuvo idea mejor que sacar a su ex a relucir: “Me dice sosa y que no soy su tipo y luego que soy guapa, pues aunque pensemos igual, me da rabia […] Y a mí no me compares con tu ex que seguro que soy mucho más guapa, así te lo digo”.