Manuel no cesa en su intento de encontrar el amor: “Dejé mi relación hace un año y lo he intentado con cinco o seis chicas, pero nada”, confesaba a Sobera. Cuando vio aparecer a Ligia se le iluminaron los ojos, aunque ella no pensó lo mismo: “No sería el típico por el que me voltearía por la calle”.
Manuel y Ligia se mostraron muy cómodos durante la cena, sobre todo él, que no ocultaba que estaba encantado con su cita. Tanto era que para intentar encandilarla le dijo que sabía mandarín, pero nada más lejos de la realidad: “Sólo hice el primer curso”, confesó entre risas.
La complicidad entre los dos iba a más y la casualidad quiso que el último concierto al que habían asistido ambos fue al mismo: al de Vanessa Martín. La cosa pintaba muy bien, y Manuel se lanzó proponiéndole irse al fotomatón. Las gemelas tuvieron una idea mejor: les ofrecieron el reservado.
La magia parecía envolverles, y no dudaron en ponerse bailar. Manuel comenzó a acerarse y a Ligia le entraron los nervios cuando él le preguntó directamente “¿Te gusto?”. Ella debió intuir las intenciones de su cita, pero no cedió en un primer momento: “Lo primero que pensé fue, un David Bisbal y Chenoa, no, eh”. Por eso, no paró hasta conseguir el beso que tanto ansiaba.
La decisión final estaba clara, lo que no se esperaba Manuel era que tras el ‘sí, quiero una segunda cita’, Ligia acabara la cita con una pedazo de cobra en toda su cara. Eso sí, prometió conseguir otro beso en su próximo encuentro.