El doble de George Michael busca el amor en ‘First Dates’: “Me veo y es una pena”

A Fredy no le gusta nada su edad, se lo ha pasado muy bien, ha jugado al fútbol sala, al tenis y le llamaban George Michael “Me veo y es una pena”. Carlos Sobera ha sentido curiosidad al saberlo y ha alucinado al ver una imagen del soltero de finales de los 80 “anda que no habrás comido tú”. Fredy le ha explicado que no le había ido nada mal en un momento en el que “el sexo salía por los poros de la piel de la gente”. Sentimentalmente ha tenido muchos altibajos y nos ha contado que cuando trabajaba en un supermercado 24h. una mujer rubia famosa y muy, muy guapa “algunos dicen que es tonta” me dio a entender que quería algo conmigo y… “Me cagué”.

Inés, su cita, también asegura tener parecido con alguien conocido “me dicen que me parezco a Ayuso”. Al verla, Fredy no ha visto el parecido, pero sí ha pensado que su forma de vestir no le gustaba “soy muy moñas para eso”. Carlos Sobera ha querido mostrarle a la soltera el pasado de su cita y ella les ha confesado que le gustaba mucho George Michael eso sí, no le ha encontrado parecido a su cita con el cantante “ahora no se parece en nada”.

Los solteros han comenzado la cena hablando de la edad y se han encontrado con una barrera difícil de superar. Fredy tiene 54 años, pero Inés ha sentido que él sentía que tenía más edad y eso no le ha gustado. Ella es una mujer muy activa a la que le encanta ir de discotecas y hacer un montón de planes, y con Fredy parece que solo va a poder ir al teatro o a un musical.

Fredy ha sido sincero con Inés y le ha dicho que él está convencido de que solo te enamoras una vez en la vida. Ella no lo ve así y cree que se puede enamorar muchas veces, y entregarse en cuerpo y alma. En el tema de las relaciones abiertas, el soltero le ha dicho que depende. En su matrimonio, lo dejó todo, se entregó al máximo y no le sirvió de nada, y en otras relaciones en las que la cosa no era tan intensa sí lo ha valorado.

Jugando al Rasca del Amor, Fredy le ha confesado a Inés que le excitaba “una lencería suave y bien puesta”. Él es muy de acariciar y cuando se encuentra con “un sujetador con dos sartenes o dos cazos y me parece espantoso, no terminas de sentir. Es como si yo me pusiera algo para levantarme la cosa o levantarme el culo, me parece absurdo y estúpido”. A Inés le excitan “los antifaces, las esposas” y su cita le ha sorprendido con un “tengo un cajón interesante en casa, no soy Grey, pero por ahí va la cosa”.

El soltero se ha venido arriba y le ha recordado que había tenido una juventud muy movida y que había practicado sexo en lugares insólitos.