Clases de piercings vaginales en ‘First Dates’: “Llevo el vertical hood”

Adriana y Guillermo se han llevado una grata sorpresa la encontrarse con un rollete del pasado en ‘First Dates’ y darse cuenta de que ambos habían cambiado para mejor. Los jóvenes se han conocido de nuevo, han hablado de tatoos, transformaciones y suspensiones corporales, pero sobre todo, han sentido una gran curiosidad por ver sus nuevos piercings genitales.

Adriana comenzó a los 14 años ha hacerse dilataciones y poco a poco ha ido construyendo su imagen actual, asegura que ahora ya no puede verse sin sus piercings porque no se reconoce, pero que su aspecto “un tanto agresivo”, no coincide con su personalidad “soy un trocito de pan”. Es bisexual y está buscando una relación en la que ser libre y poder ser ella misma, no le gustan nada los convencionalismos ni las cosas antiguas. No tiene un prototipo de chico o chica y ella se define como “un culo inquieto” a la que le gustan hacer muchas cosas.

Guillermo se ha presentado en ‘First Dates’ dejándonos claro el motivo de su look “la cresta significa revolución, igual que las rastas que llevaba antes, pero no es un signo antisistema, es un signo de querer cambiar el sistema”. En el amor asegura no tener estereotipos, quiere que le quieran y le cuiden, y le da igual lo que la otra persona tenga entre las piernas o cómo sea su físico.

Al cruzar la puerta del restaurante se ha dado cuenta de que ya sabía quién era la chica que le estaba esperando en la barra. Guillermo y Adriana ya se conocían y habían tenido algún que otro encuentro más íntimo. Según nos ha contado él, había salido juntos de fiesta y en un momento dado estuvieron más unidos. Carlos Sobera ha querido saber si querían cenar juntos y los dos le ha dicho que sí encantados porque siempre se han gustado y creen que la gente puede mejor y quieren “reconocerse”.

Ya sentados en la mesa, Adriana y Guillermo se han intentado poner al día de sus respectivas vidas, ella sigue trabajando en el centro de Madrid haciendo perforaciones y él está en una serie de televisión y montando eventos. Está contento porque le encanta el rollo de colorar altavoces y todo eso, pero le ha dicho que es muy cansado y muchísimas horas. Sigue viviendo en Getafe dónde ha estado compartiendo piso con su ex, algo que se terminó pero del que ha aprendido un montón de cosas que hacía y que no estaban bien.

Ambos se han sorprendido muchísimo porque ninguno de los dos se recordaba tan estables y con las cabezas tan bien amuebladas. Respecto a su pasión compartida por las modificaciones corporales, Adriana le ha contado que a veces piensa que la gente le mira mucho, pero que luego se da cuenta de que va llena de tatoos y que es normal que la miren.

Guillermo le ha confesado que quiere hacer una suspensión corporal y ella le ha contado que ya la había hecho. Algo que define como una experiencia muy guay y llena de paz que le molaría mucho repetir, pero que le hizo caerse redonda. No le dolió cuando le pusieron los ganchos atravesándole la piel de la espalda ni cuando la colgaron de su propia piel, pero en un momento concreto se desmayó “chavales que lo veo todo negro, que me voy y caí redonda”.

Ya en la intimidad del reservado, Adriana le ha contado a Guillermo que a su abuela le daría algo si la viera con su nuevo aspecto, él le ha entendido y le ha dicho que hay gente que nunca les va a llegar a entender. Una cosa ha llevado a la otra y han comenzado a hablar de sus piercings genitales. Guillermo lleva una y le ha despertado muchísimo la curiosidad saber que su cita tenía otro “¿Cuál llevas?”. Adriana le ha explicado los tipos de piercings vaginales que existen y en concreto cuál llevaba ella.

En el momento de la decisión final, Guillermo ha tenido claro que ambos eran muy distintos de cuando se conocieron y que quería seguir descubriendo a la mujer que tenía al lado, algo que ella también está deseando hacer con él.