Magda, de ‘First Dates’, no da crédito ante la historia de la primera experiencia sexual de su cita: “Tierra, trágame”

Magda ha llegado a ‘First Dates’ convencida de que no le podía tocar la lotería del amor por segunda vez, pero no se esperaba que su cita le fuera a gustar tan poco. Ni el toro español ni su pasado de feriante ni su pasión por la bici ni el color de su pelo… De Felipe no le ha gustado nada de nada.

Magda es una persona muy sensual, muy sexy que se gusta y le gusta gustar. Carlos Sobera se ha fijado en su buen estado físico y ella le ha contado que lleva desde el confinamiento entrenando con una youtuber. En el amor “ya me tocó la lotería y ahora no me toca ni el reintegro”. Asegura que fue muy afortunada y que tiene dos hijas maravillosas y que la lotería no suele tocar dos veces en la vida.

Ella asegura tenerlo todo y esperaba que por la puerta de ‘First Dates‘ entrara un hombre alto, guapo, moreno y con… “ojos”, pero ha entrado Felipe, un hombre que siempre va a la moda y al que también le gusta gustar y sentirse a gusto consigo mismo. Al ver a Magda se ha llevado una alegría, pero ella lo ha tenido claro “no me gusta”. No es el tipo de hombre que la gusta y no es viejo, pero “parece antiguo a pesar de ir muy moderno”.

Aunque todo se puede remontar, Felipe ha querido saber qué había pensado Magda al verle y ella le ha mentido vilmente. Le ha dicho que la primera impresión ha sido buena y por detrás ha dicho que le horrorizaba el color lila azulado que llevaba en el pelo “así se me quedó a mí cuando me equivoqué con un champú”. Al saber que le encanta la bicicleta de montaña ha tenido la sensación de que el deporte era muy bueno para el cuerpo y la mente, pero… “a él no se le nota que haga bici”.

Felipe le ha contado que antes se dedicaba al mundo de la feria y ella no se ha cortado ni un pelo “se te nota”. Magda ha sentido que su cita “de muñeca chochona para arriba, ‘¡Una muñeca chochona, una muñeca chochona!’, me he pasado”. Él no ha entendido que le dijera que tenía pinta de feriante, pero ella ha cambiado el tema rápidamente y se ha interesado por su actual negocio de hostelería, algo que todavía le ha gustado menos “libras lunes y martes, el amor de mi vida”.

Felipe estaba encantado con Magda y no se estaba dando cuenta de que no era reciproco porque sí estaba siendo intenso. Los solteros han parecido estar de acuerdo en que son dos personas muy intensas y que lo viven todo o muy bien o muy mal. Contento con esta coincidencia, Felipe le ha contado que había estado 20 años casado y que “mi mujer y yo nos desvirgamos juntos”. Momento que ha aprovechado para contarle una anécdota que a Magda le ha puesto los pelos de punta “Yo notaba que algo le pasaba y decía ‘¿Qué le pasa? Porque no hay mujer frígida y sí hombre inexperto” y ya me dijo que su tío le decía que a las mujeres desvirgadas se las notaba al andar”.

La cara de Magda era un auténtico poema y no ha podido evitar un “Tierra, trágame”. Frase que ha repetido cuando Felipe ha comparado a su moto y su bici con sus dos hijas, no lo podía creer.

Cuando parecía que la cita no podía ir peor, para ella claro, Felipe le ha dicho que no le gustaban los toros, pero que era la fiesta nacional y que él ante todo era español “me voy a tatuar el toro”. Magda ha flipado al saber que encima de todo lo anterior era de derechas y ha tenido claro que lo suyo era completamente imposible.

Él ha llegado a la decisión final con la sensación de que había triunfado y que su cita le había hecho hasta ojito y no le ha caído muy bien que ella le dijera que no eran compatibles y que jamás se tatuaría un toro para lucirlo con lencería fina. Él está muy seguro de sus armas de seducción, no se ha tomado muy bien las calabazas, de hecho le ha dicho un “Lo encontraré”, cuando ella le ha deseado suerte en el amor.