Desirée se asusta ante la dureza de las prácticas sexuales de su cita en ‘First Dates’: “Me gusta el columpio y los roles”

Desirée ha venido a ‘First Dates’ en busca de un soltero de su rollo y aunque, le han temblado un poquito las piernas al conocer los gustos sexuales de su cita, Cristian le ha despertado la curiosidad para quererle probar todo. Eso sí, en el juego de las bolas nos ha sacado los colores “Aquí hay tongo”.

Feminista, de izquierdas “roja como mi pelo”, vegana, rockera… Desirée ha ligado mucho siendo conductora de autobús, pero ahora no trabaja y está buscando a alguien de su rollo. Cristian, su cita, es un hombre muy abierto a todo “me gusta experimentar y no cerrarme a nada”, que físicamente le ha gustado mucho “es muy de mi rollo, los tatuajes, las dilataciones…”. A él también le ha gustado “es una chica normal, sencilla, me encantan los tatuajes”.

Durante la cena, Desirée y Cristian ha querido saber a qué se dedicaba su cita y a ella le ha gustado mucho saber que él es tatuador y escritor, tiene tres libros publicados y eso para ella, es un plus porque a ella también le gusta escribir y le dice mucho de la otra persona “sabe plasmar sus sentimientos en un papel”.

Desirée le ha hablado de sus tatuajes, del más especial que es el que lleva en el pecho para sentir que su madre sigue cerca de ella y le ha contado que en el amor no le ha ido muy bien. A Cristian tampoco y ahora vive solo porque su madre si ha tenido suerte en el amor “se fue con el novio”. Desirée no vive sola “Vivo con cinco animales. Tengo una gata, dos perros y dos cerditos”.

Los solteros parecían estar coincidiendo en las cosas importantes y sobre todo, Cristian estaba encontrando dos cosas que le gustaban. Asegura que se fija en los ojos y la voz de las mujeres y las de Desirée le estaban gustando.

Desirée y Cristian se han querido conocer más íntimamente y ella se ha asustado un poquito al saber que Cristian era un tipo dominante al que le gustaban los juguetitos “tema columpios, roles”. Ella no ha probado un sexo con “prácticas más duras” y no sabe si le van a gustar, pero en la terraza y con el juego de las bolas del amor se ha dejado llevar.

Cristian ha comenzado con un tímido besito en el cuello, pero las bolas mandaban y aunque han sentido que había “tongo”, no han dudado en darse un beso de tornillo y un beso de pasión. Se han gustado e igual, no en el columpio, pero sí quieren repetir.