Las quejas de los vecinos han sido constantes durante el mes que el centro ha estado abierto. Según cuentan, los menores huyen por la noche, cometen hurtos y peleas. "La mayoría de menores no son ni incívicos ni delincuentes, pero hemos de tener claro que hay un grupo que sí lo son", afirmaba el secretario de la Asociación de Vecinos, Jordi Clausell, hace unos días.
El centro estaba preparado para acoger a 30 personas, pero suele haber más de 50. Por ello, incluso los propios trabajadores han declarado que no dan a basto. Desde la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) desvinculan el cierre del centro de las quejas vecinales. El cierre se hará efectivo durante la próxima semana, cuando los inmigrantes no acompañados serán trasladados a otros centros.