Sandra Palo volvía a su casa la noche del 17 de mayo de 2003 de un taller ocupacional. Sus cuatro asesinos la obligaron a meterse en un coche, amenazándola con un cuchillo.
En un descampado la violaron repetidas veces. Después, para que no los delataran la atropellaron con el coche una y otra vez, la rociaron con gasolina y la quemaron. Un camionero encontró su cadáver calcinado en una cuneta.
Solo un condenado sigue en la cárcel
Solo uno de los asesinos de Sandra Palo sigue en prisión. Francisco Javier Astorga Luque, apodado 'El Malaguita', era el único era mayor de edad. Fue condenado a 64 años de prisión por tres delitos de violación y uno de asesinato con los agravantes de alevosía y ensañamiento.
Entre los otros tres condenados están ‘El Rafita’ (Rafael García Fernández) conocido desde entonces por su largo historial delictivo. En 2003 tenía 14 años. Era el menor de todos y solo fue condenado a cuatro de internamiento en un centro de menores.
Ramón Santiago Jiménez y José Ramón Manzano Manzano, alias 'Ramoncín', son los otros condenado. Ambos tenían 17 años y fueron condenados a ocho años de internamiento y cinco bajo libertad vigilada.
La lucha de unos padres
Los tres menores de edad fueron juzgados en base a la Ley del Menor, que aún hoy sigue vigente. Desde el crimen de Sandra, su madre, María del Mar Bermúdez, no ha dejado de luchar para modificar esta ley. Llegó incluso a ir a Estrasburgo aunque nunca consiguió su objetivo: que los menores que comentan delitos muy graves cumplan la pena en la cárcel al llegar a los 18 años.
Bermúdez hoy se ha sumado a la lucha por mantener la Prisión Permanente Revisable (PPR) que encabezan los padres de Diana Quer, Marta del Castillo o Mari Luz Cortes. "Todos nosotros luchamos contra un muro. Nos han quitado a nuestras hijas. Son demasiadas víctimas. Pero llega un momento en el que la lucha o la dejas antes de empezar, o sigues adelante hasta el final".
A “todos aquellos que creen en la reinserción" se dirigió María del Mar cuando dijo que ella también confía pero para "un preso común, no de un asesino". "A las pruebas me remito", dijo la última vez que El Rafita fue detenido hace unos meses.