Según ha publicado The Oregonian, de esta cifra 900.000 se corresponderían por daños morales, mientras que 5.000 por las pérdidas económicas. En la denuncia se detalla que el 22 de noviembre del año 2016, el preso, llamado Christopher Troy Depue, llegó a lesa cárcel con la ropa manchada de heces de perro y el personal del centro le ordenó ducharse.
Sin embargo, debido a “las condiciones inseguras” y la falta de una alfombra en el baño, el entonces preso sufrió lesiones corporales, miedo y vergüenza debido a que se cayó y “se desgarró el recto”, según se recoge en el documento.
El hombre ha sido detenido en ocho ocasiones y ha pasado temporadas en esa misma prisión durante dos años. Un mes después del suceso, volvió a ser arrestado porque llevaba encima metanfetamina, aunque el sospechoso alegó que no había consumido drogas desde hace meses.