Las cebollas pueden mantenerse en buen estado hasta 30 días si se conservan en condiciones específicas pero en cuanto se meten en el frigorífico se echan a perder. Cuando la cebolla se enfría en la atmósfera húmeda del frigorífico, cambian sus propiedades: el almidón se convierte en glucosa y la textura se vuelve blanda. Además, impregnan la nevera con su olor, perjudicando el sabor y olor del resto de alimentos. Déjalas en la red o en un bol y guárdalas en un lugar fresco.