Escapa de la gran ciudad para fundar una granja de gallinas camperas

Nuria Varela-Portas gestiona una empresa que factura 6 millones de euros, pero pasa en la oficina el mínimo tiempo posible. Prefiere calzarse las botas y venir aquí, a cuidar de las gallinas.

Mientras vivía en Londres se dio cuenta de que prefería la vida de la aldea. Sin embargo, los inicios no fueron fáciles. Nadie apostaba por ella. Pero 20 años después aquí sigue. De tener 50 gallinas, ha pasado a 120.000. Todas viven en libertad. Por eso dicen que son gallinas felices que además le dan felicidad a mucha gente del pueblo.

Laura Vázquez, por ejemplo, acaba de montar su propia granja donde produce huevos para la empresa de Nuria.

Tania Rodríguez, que no quería salir de su pueblo, Antas de Ulla (Lugo), como otras muchas vio una oportunidad porque Nuria ha apostado por contratar a gente del pueblo, y mayoritariamente mujeres “porque ellas tienen menos oportunidades en el medio rural”.

María se encarga de los pedidos y la logística. Es licenciada en Administración y dirección de empresas, y nunca pensó que pudiera trabajar de los suyo aquí.

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