Vidas rotas tras la tragedia. Bernat Estelrich Santandreu, de 81 años, apareció muerto en el sótano de su vivienda en la calle Ordinas. Tenía movilidad reducida y no pudo salir. Fue la primera víctima mortal encontrada. Poco después y cerca de allí descubrieron el cuerpo de Joana Ballesteros Femenías, de 83 años, en su casa de Son Servera.
La historia de una madre que viajaba en el coche con sus hijos ha conmocionado al país. Cuando vio lo que pasaba llamó a su marido pero la señal se cortó. Antes de morir, esta mujer consiguió salvar a su hija de siete años pero no pudo sacar del vehículo a su hijo pequeño, de 5, a quien buscan sin descanso los efectivos de emergencias con el apoyo de la UME.
Entre las víctimas mortales también está Rafel Gili, exalcalde de Artá, una pérdida que lloran sus vecinos y cuyo funeral se celebró ayer mismo. A Rafel, de 71 años, le sorprendio la riada en el garaje de su casa. Un amigo que estaba con él logró salvarse, al igual que su mujer, que estaba en la planta superior de la casa, a las afueras del pueblo.
A Juan Grande Sillero, taxista, la riada le sorprendió con dos clientes en su coche, Anthony Bernon Green y Delia Mary Green, un matrimonio británico, que iban a su hotel en Cala Bona.
La Guardia Civil halló el taxi hundido en la desembocadura del torrente en S'Illot la madrugada del miércoles. Los cadáveres de los turistas estaban dentro. El del taxista fue encontrado por la mañana en la misma zona.
El torrente también se llevó la vida de Biel Mesquida Salas, un padre de familia en Sant Llorenç. Murió a 50 metros de su casa. Volvía de trabajar y el agua bloqueó su coche. Pensó que podría llegar a su casa a pie. No lo consiguió.
El cadáver de un hombre, de quien no ha trascendido su identidad, fue hallado a última hora del miércoles en cerca del cementerio de Artá. Las autoridades solo han dicho que parece extranjero. En total, diez muertos, diez vidas truncadas. Diez familias que están recibiendo atención psicológica.