Jill White es una fotógrafa y madre de una niña de dos años. Un día decidió reconstruir uno de los anuncios más famosos de Copperton, en el que un perro le intenta quitar el bañador a una niña pequeña y se le ve el trasero.
Jill, con la autorización de la madre de una amiga de su hija, decidió hacer la imagen pero en vez de con un perro con la amiga tirando del bañador de su hija. Poco tiempo después, subió la imagen a la red social Facebook. Lo que no esperaba es que pocos días después la red social bloqueara su foto y su perfil durante unas horas.
Según Daily Mail tras 24 horas, Jill volvió a subir la imagen pero esta vez tapó el trasero con un emoticono y Facebook decidió que esta imagen sí cumplía sus condiciones y privacidad.