Una cucaracha viva entra en el oído de una mujer y tardan más de nueve días en sacársela

Noticias Cuatro 04/05/2018 19:32

“El año pasado, mi esposo y yo compramos nuestra primera casa”. Así, con un cambio importante en su vida, comienza Holley su relato en Self. Este cambio, que a priori debería traer sólo ventajas, tuvo un gran inconveniente: las cucarachas que había en su nueva vivienda recién comprada.

Así, tras comprobar que la convivencia con esos insectos iba a ser imposible, ella y su marido tomaron la determinación de llamar a un exterminador. “Decidimos pagar 85 dólares cada tres meses porque consideramos que es algo que nos ayuda a vivir más tranquilos”, explica Holley en historia.

Pero, a pesar del gasto en exterminar a las cucarachas, parece ser que no acabaron con todas. “Me levanté de la cama, desorientada, y llegué al baño. Sentí que mi oreja no estaba bien. Cogí un bastoncillo de algodón y lo metí suavemente en mi oído para ver qué pasaba y sentí que se movía algo”, asegura la protagonista de la historia en un relato que para los entomofóbicos podría asemejarse a una película de terror.

Lo peor vino después, al sacar el bastoncillo: encontró dos piezas delgadas de color marrón oscuro. Eran partes de una cucaracha, concretamente piernas. Inmediatamente ella y su marido se vistieron y fueron de inmediato al hospital.

Allí, en urgencias, tras una corta espera, y tras la confirmación por parte de una enfermera de que en el interior de uno de sus oídos había una cucaracha viva, el médico de urgencia le proporcionó lidocaína, algo que haría perder temporalmente la sensibilidad de su oído y que a la vez mataría al insecto.

Tras ello, y una vez que la cucaracha había muerto (“RIP, imbécil”, escribe Holley en este punto), el médico, con la ayuda de unas pinzas grandes y curvas, se dispuso a extraer los trozos del insecto. Concretamente sacó tres trozos, tal y como ella misma vio porque el doctor se los estaba mostrando. Después de una última revisión, la mujer y su marido se marcharon a casa, porque, supuestamente, ya no tenía más trozos dentro de su oído.

A pesar de haber acudido a urgencias y recibir el alta, el problema continuó. Tanto, que durante una revisión en el médico de cabecera, una semana después de acudir a urgencias, éste le dijo que aún tenía trozos de la cucaracha en su oreja: “Vio una pierna puntiaguda”. Tras su extracción y la limpieza del oído, el médico consiguió sacar hasta seis trozos más de la cucaracha. Es decir, estuvo un total de nueve días con partes de una cucaracha muerta dentro de su oreja.

¿Había acabado ya la odisea de Holley? Pues aunque parezca increíble, no. La mujer acudió al otorrinolaringólogo y, sentada en “una sofisticada silla”, inspeccionaron su oído con un microscopio, confirmando que aún había “algo allí”. ¿Qué era? La cabeza. Sí, había estado más de nueve días con la cabeza de una cucaracha en el interior del oído. Eso sí, al menos ya sí que no tenía ninguna parte muerta de un insecto en su interior.