"Por primera vez describimos a un nivel sistemático y molecular la única evidencia física vinculada a los asesinatos de 'Jack, el Destripador' que ha sobrevivido hasta nuestros días", puede leerse en el informe recién publicado en la revista 'The Journal of Forensic Sciences'. "Haber logrado emparejar las dos piezas de evidencia (la ropa) sirve para reforzar la probabilidad estadística de la identificación (del asesino)".
Los primeros pasos de este descubrimiento llegaron con el libro 'Identificando a Jack, el destripador' de Russell Edwards, al que pertenece un chal usado en el siglo XIX por una de las víctimas de los asesinatos en serie.
Esta prenda es de Catherine Eddowes, segunda fémina a quien asesinaron en 1888, fue conseguida en una subasta. Edwards contó con el apoyo de varios genealogistas -expertos en la historia familiar, capaces de estudiar linajes complejos- rastreó a los relativos del polaco y, bajo la asistencia del doctor Jari Louhelainen, demostró que los restos de sangre encontrados en Eddowes coincidieron en un 100%.