Ha hecho falta maquinaria pesada para poder retirar los restos del gran rorcual de 18 metros de longitud y unas 30 toneladas de peso.
La presencia del animal en la playa desató la curiosidad de los vecinos que pronto se agolparon alrededor del cadáver para contemplar a este ejemplar de ballena de aleta que es el segundo animal más grande de la tierra.
Los trabajos de despiece de los restos han durado varias horas y han sido seguidos con mucha expectación. Los científicos que han vigilado todo el proceso creen que el animal se hallaba enfermo porque las capas de grasa que rodeaban su cuerpo eran especialmente delgadas
Muestras del cuerpo del cetáceo han sido extraídas y llevadas a un laboratorio para su análisis y poder determinar las causas de su muerte aunque algunos expertos aseguran que lo más probable es que haya recibido algún golpe que la desorientara y llevara su cuerpo hasta la playa dónde quedó varada.