Fue la niña de ocho años quien avisó a los vecinos del terrible crimen mahista. Les dijo que su padre había matado a su madre. Rokhaya, senegalesa, de 42 años, se había separado hace cinco porque sufría malostratos. De hecho su exmarido tenía una orden de alejamiento pero eso no impidió que la matara el mismo fin de semana en que se ha celebrado el Día por la erradicación de la Violencia de Género.
El agresor se presentó en casa de su expareja en Monzón, Huesca, y la apuñaló, incluso delante de sus hijos pequeños de ocho y cuatro años.
"En algún momento, los hombres y mujeres tendremos que decir basta”, ha señalado la subdelegada del Gobierno en Huesca, Isabel Blasco. El Ayuntamiento de Monzón ha decretado tres días de luto.