Los almerienses recuerdan hoy con dolor los 13 días de angustia que vivieron por el pequeño Gabriel, que desapareció cuando iba de casa de su abuela a la de sus primos, a solo 600 metros de distancia.
Ana Julia Quezada, pareja de su padre y autora confesa, lloraba y se lamentaba ante el juez por la muerte del niño pero tenía mucho cuidado al elegir las palabras. Quería hacer ver que fue un homicidio imprudente pero se olvidó de contar los golpes que el niño tenía en la cabeza. El juez no la creyó y le puso la grabación de la guardia civil, que la seguía muy de cerca desde hacía días, en la que decía: "No querían pez, pues les voy a dar un pez por mis cojones..."
Los agentes la grabaron sacando el cadáver de donde lo tenía enterrado y cando escucharon que lo llevaría a un invernadero, la detuvieron con el cuerpo de Gabriel en el maletero. Habían pasado 13 días de angustia, una tortura despiadada a su pareja, el padre de Gabriel y a la madre del pequeño. Engañados buscaron a su hijo y cuando ya empezaron a sospechar de ella suplicaron.
El fiscal pide prisión permanente revisable por el asesinato con alevosía, con el agravante de parentesco y por las lesiones psíquicas causadas. Pronto el juzgado podría poner fecha al juicio.