Los investigadores de este estudio, publicado en Nature, han evaluado a través de una experiencia única la realidad de la violencia machista. Con el uso de gafas de realidad virtual, los hombres, muchos de ellos con antecedentes por violencia doméstica, se pusieron en la piel de las víctimas. El estudio reveló que los agresores tienen menos capacidad para reconocer el miedo en las mujeres y son incapaces de señalar las fuertes discusiones como violencia. Sin embargo, esta capacidad sí mejoró significativamente tras encarnarse en el papel de la mujer y redujeron su tendencia a reconocer a las caras felices con un estado de felicidad real.