“Recuerda lo que me dijiste”, le ha gritado el padre de una de las víctimas a las puertas del juicio. Joaquín Benítez se sienta como acusado de cuatro delitos de abusos a menores aunque hay muchas más denuncias, en concreto 13, que han prescrito.
El exprofesor de los Maristas de Barcelona se enfrenta a una pena de 22 años de cárcel y a 14 sin dar clase. Ha escuchado el relato de los hechos imperturbable y se ha colocado detrás de un biombo para que las víctimas no tuvieran que verle.
A la salida del juicio y tapado con un pasamontañas ha hablado ante los medios de comunicación diciendo que han pasado nueve años en los que ha evolucionado y se pregunta: “¿Por qué no se dice expederasta?”
Y es que asegura que en su vida ha habido “un infierno” y añade: “He salido de esta. Lamento mucho esta situación y también quiero pedir perdón a los compañeros del colegio y a todas las familias y alumnos. Tenía esta debilidad”.
Manuel Barbero es el padre del primer denunciante y no se cree su relato: "Tiene la oportunidad de hablar, que reconozca lo que ha hecho que es lo que me prometió, que iba a contar la verdad, lo que había hecho y si se le había protegido. Le pido que reconozca lo que ha hecho que es lo que me prometió, que iba a contar la verdad de lo que había hecho y si se le había protegido. Le pido que diga la verdad y les dé paz a todas las víctimas".