La empresa gestora de la estación de Renfe de Barcelona se defiende. Admite que la vigilante empleó un uso desmedido de la fuerza al utilizar la porra (y por eso se le ha abierto un expediente), pero al haber una alerta terrorista de nivel 4, se excusan en el despligue de tanto personal para su detención. Alegan además, y sacan a relucir, que han recibido numerosas felicitaciones por su gran servicio a lo largo de los años.