Así, en Las Vegas, 59 personas murieron y unas 500 resultaron heridas después de que un hombre abriese fuego de forma indiscriminada desde la ventana de un hotel. La Policía indentifcó al tirador como Stephen Paddock, un ciudadano estadounidense de 64 años, e informó de que en su habitación tenía más de diez fusiles.
Por número de víctimas, este incidente superó a los 49 asesinados en el tiroteo perpetrado en la discoteca Pulse de Orlando, reivindicado, al igual que en el caso del ataque de Las Vegas, por el grupo terrorista Estado Islámico. En ambos casos las autoridades dudaron de la implicación de organizaciones internacionales.
En la lista negra de tiroteos en Estados Unidos también figura el ocurrido en la universidad de Virginia Tech en abril de 2007, tanto por su número de fallecidos (32), como por su marcado carácter simbólico, al ser el más grave de la historia en un centro educativo. En 1999, trece personas perdieron la vida en un instituto de Columbine (Colorado).
La conciencia estadounidense también se vio sacudida en diciembre de 2012, cuando la escuela primaria Sandy Hook, en Newtown (Connecticut), sufrió un tiroteo que concluyó con 27 víctimas mortales. Este suceso llevó al entonces presidente, Barack Obama, ha endurecer su discurso en materia de control de armas.
El repaso por los escenarios de la tragedia incluye también restaurantes --21 muertos en un McDonald's de San Ysidro (California) en 1984)--, oficinas de correos --14 fallecidos en Edmond (Oklahoma)-- o instalaciones militares --13 muertos en la base de Fort Hood (Texas)--.
Ahora, el tiroteo realizado por Nikolas Cruz en el instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida, se suma a esta lista, llegando a ser el mayor en un instituto y uno de los más importantes en un país en el que, desgraciadamente, estos sucesos se repiten con demasiada frecuencia.