Todo empezó cuando descubrió a su madre viendo un vídeo en el que una niña de cinco había perdido su pelo causa de la quimioterapia. Afectado por las imágenes, Thomas decidió que iba a dejar crecer su pelo para poder hacer una peluca.
En palabras de su tía "solo quería que fuese lo suficientemente largo como para hacer feliz a la niña". Según el diario 'The Telegraph', el cabello de Thomas ha servido para confeccionar hasta tres pelucas para niños.
No ha tenido que ser fácil manejar tal cantidad de pelo. Su madre confiesa que "según crecía el afro, tenían que trenzarlo para mantenerlo bonito y domado".
La historia de este pequeño ya se ha hecho viral en las redes sociales y las cuentas de sus familiares acumulan miles de retweets y 'Me gusta' en Facebook.