Las ocho víctimas mortales pertenecían a la misma familia, aunque por el momento no se han revelado sus identidades, ni sus indentidades, ni el vínculo entre ellos. La casa se encontraba cerrada y no había desperfectos en su interior.
La vivienda, situada en Princess Anne, un pequeño pueblo de unos 3.300 habitantes del condado de Somerset, no tenía electricidad, pero los agentes de la Policía local encontraron un generador que se había quedado sin combustible.
La voz de alarma la dio un compañero de trabajo del adulto, que se extrañó de que no fuera a trabajar. Los investigadores intenta esclarecer ahora si la intoxicación ha sido accidental o no.