Las autoridades turcas confirman que Jamal Khashoggi fue descuartizado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul

Noticias Cuatro 16/10/2018 20:27

Jamal Khashoggi era una persona incómoda para el régimen saudí. Periodista opositor y antiguo consejero real, hubo de exiliarse a Estados Unidos, dejando atrás un país donde criticar al poder y ponerse en su contra puede suponer el peor de los castigos.

La última vez que se supo de él entró en el consulado saudí en Estambul, el pasado martes. No volvió a salir de allí, aunque las autoridades saudíes aseguraron que sí lo hizo, y por su propio pie, una versión radicalmente opuesta a la ofrecida por Turquía, que desde el primer momento ha manifestado la sospecha de que a Khashoggi le asesinaron y descuartizaron en el consulado, para después sacarle del lugar en maletas.

Es por todo ello por lo que su misteriosa muerte, sumada a las reticencias mostradas por los saudíes, que durante días se negaron a que las autoridades turcas accediesen al consulado para efectuar la correspondiente investigación en el lugar, ha llevado a preguntarse a escala internacional si el crimen pudo haber sido orquestado por el Gobierno de Arabia Saudí.

Ahora, tras registrar pormenorizadamente el edificio en el que se contextualizan los hechos, registrando incluso sus tejados, las autoridades de Turquía han confirmado sus sospechas: Jamal Khashoggi fue asesinado y desmembrado en el consulado.

EL PRÍNCIPE SAUDÍ, EN EL FOCO

Ante lo sucedido, las miradas se centran inevitablemente en el príncipe Mohamed bin Salmán. Su padre es quien reina, pero a los efectos es él quien gobierna.

Ante el mundo, el príncipe se muestra como el hombre del cambio: aquel que ordena que las mujeres puedan conducir, o que se hace fotos con grandes eminencias del mundo tecnológico prescindiendo de su vestimenta tradicional. Una simple cuestión de imagen con la que parece pretender disimular una realidad muy diferente. Porque Mohamed bin Salmán es también aquel que entró en guerra en Yemen diciendo que la iba a ganar en tres semanas, yendo ya camino de los tres años, provocando sin clemencia una auténtica debacle y catástrofe humana en el lugar.

Mención aparte merece el secuestro de su amigo, el primer ministro libanés, al que encerró en un hotel para crear una crisis de poder en su país. Fue Macron, presidente de Francia, quien tuvo que viajar personalmente para lograr su liberación.

Conocido por temperamental e impulsivo, por todo ello se le señala directamente bajo la pregunta de si fue él quien ordenó la muerte del periodista.

REUNIÓN EEUU - ARABIA SAUDÍ TRAS EL SUCESO

Entre tanto, el secretario de Estado de Estados Unidos se ha reunido con las autoridades saudíes y, a través de un breve comunicado, Mike Pompeo ha reclamado una investigación transparente. En su encuentro, éste les ha expresado la preocupación de Donald Trump, así como el deseo de resolver el caso; algo que piden más voces del Congreso, desde donde se oyen voces exigiendo sanciones potenciales.

Trump, por su parte, ofrece una de cal y otra de arena. Al tiempo en que amenaza con un "castigo severo", se limita a referirse a la investigación, a la vez que se ha apresurado a anunciar que ha telefoneado al príncipe saudí, quien, según dice, le ha negado "tener cualquier conocimiento sobre lo que pasó en el consulado".

Va a "abordar rápidamente una investigación" sobre el suceso, ha asegurado el presidente estadounidense a través de Twitter.