En su estómago albergaba 115 vasos de plástico, 4 botellas y 25 bolsas del mismo material. Más allá, contenía más de 1.000 piezas de otros tipos de plásticos, además de dos chanclas y un saco de nailon.
“Aunque no hemos podido deducir la causa de su muerte, los hechos que apreciamos son verdaderamente horribles”, ha dicho Dwi Suprapti, coordinadora de la Conservación de Especies Marinas de la organización WWF en Indonesia, precisando que no han podido determinar si el plástico ha causado su fallecimiento debido al avanzado estado de descomposición que presentaba el animal.
Fue el personal del Parque Nacional Wakatobi el que encontró al cetáceo de nueve metros y medio este lunes en las inmediaciones del parque, en el sureste de la isla de Célebes, tras recibir un aviso de que algunos lugareños se encontraban rodeando el cadáver de animal y habían empezado a cortarlo.
Cuando llegaron contemplaron una escena tan triste como explícita. Nuestros mares están asediados por una ola interminable de plásticos. Pese a todas las campañas de concienciación y pese a las medidas que se pretenden impartir a una escala internacional, lo cierto es que imágenes como estas reflejan que hoy estamos muy lejos de mitigar. Máxime, en un país que, de acuerdo a un estudio publicado en Science, es el segundo que más contaminación por plástico genera después de China.
Concretamente, sostiene el estudio, del que se hace eco Inquirer, Indonesia produce 3.2 millones de toneladas de residuos plásticos al año, de los cuales 1.29 millones de toneladas acaban en el océano.
Unos datos terroríficos que derivan en imágenes como la de esta ballena, que ha dado ya la vuelta al mundo desatando todo tipo de críticas.
Desde el Gobierno de Indonesia, Luthur Binsar Pandjaitan, ministro coordinador de Asuntos Marítimos en el país, quien recientemente ha impulsado campañas para reducir el uso del plástico, ha manifestado su “tristeza” al conocer el suceso, esperando que aumente la concienciación de la sociedad ante un problema que deben abordar en conjunto.