Jordan Worth, de ahora 22 años, y su expareja, Alex Skeel, de su misma edad, comenzaron su relación en 2012, cuando ambos iban a la universidad. Desde entonces y hasta junio de 2017, la joven secuestró y torturó a su novio.
En un primer momento, Worth, estudiante de la Universidad de Hertfordshire, controlaba a Skeel. Le decía lo que debía usar y le agredía físicamente. No obstante, el comportamiento de la joven se agravó en los últimos meses de la relación, cuando se fueron a vivir juntos a Stewartby. Le causó múltiples lesiones físicas, que a menudo requirieron tratamiento hospitalario.
Nadie podría pensar que Jordan Worth, una joven estudiante con buenas calificaciones y voluntaria en proyectos de animales maltratados y de ayuda humanitaria en África, agrediese a su novio tal y como lo hizo, según publica el diario británico The Sun.
Skeel pasaba horas sin comer. Worth le golpeaba con objetos contundentes como martillos y cuchillos y se negaba a llevarle al hospital después, donde si finalmente iba, se atribuía a él mismo los ataques.
Entre otros ataques, Worth le arrojó agua hirviendo. Además, cuenta que la situación se volvió aún más grave fue cuando Skeel comenzó a sufrir de los golpes hidrocefalia, una acumulación de líquido dentro del cráneo.
El joven estaba aislado completamente. Worth le hizo perder la relación con su familia y le amenazó con atropellarle si escapaba de la casa. Este, por su parte, pensaba que era "normal" al no haber tenido nunca antes otra novia.
Aunque los vecinos le habían visto con moratones en los ojos, cojeando o, incluso, con un brazo en un cabestrillo, no fue hasta junio de 2017, cuando uno de ellos dió la alarma a la Policía, que le salvó la vida.
"Me salvaron la vida. Me sentó en su patrulla y me dijo 'mira, sé qué está ocurriendo. Estas heridas no te las has hecho tú. Dime la verdad", le dijo el oficial que lo atendió, tal y como él mismo ha explicado al programa This Morning del canal ITV.
Según los médicos que le atendieron, pudo haber muerto por tales ataques. Por ello, Jordan Worth pasará siete años y medio de prisión. Se trata de la primera mujer que ha sido condenada en Reino Unido por control coercitivo, según la Policía de Bedforhshire.