Equilibrar la temperatura óptima y vestir de manera apropiada al trabajo suele ser un quebradero de cabeza para algunos empleados en el período estival. Un 'short' o falda de poca longitud en el caso de las mujeres o la eliminación de complementos típicos masculinos como la corbata y el traje en verano puede generar un tema de polémica en el puesto de trabajo de muchos ciudadanos.
En él juegan dos ideas contrapuestas, la de los que opinan que ir con ropa más ligera favorece la transpiración y la comodidad mientras que otros creen que no se debe renunciar a determinadas normas de la vestimenta en el ambiente laboral.
Con la reciente ola de calor y los 40 grados de máxima que acompañan en los últimos días y protagonizando uno de los meses más calurosos registrados, lo que parece lógico es que cada persona decida libremente sobre "qué ropa elegir del armario" antes de acudir a trabajar.
No obstante, al margen de la vestimenta, el artículo 20 y 5 del Estatuto de Trabajadores debe ser contemplado por la dirección de la empresa y acatado por el conjunto de empleados de tal forma que los "jefes sí pueden elegir cómo visten sus empleados, aunque hasta unos límites". Algo que también debe convivir con uno de los derechos individuales de las personas recogido en el artículo 18.1 de la Constitución Española, que alude a la intimidad personal y el derecho a la propia imagen.