La variante ómicron del coronavirus, detectada en Sudáfrica, ha puesto en alerta a Occidente. En esta ocasión, Europa ha decidido actuar de inmediato, y suspender los vuelos con siete países del sur del continente africano, pero eso no ha impedido que esta nueva variante, considerada preocupante por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esté ya en territorio de la UE.
Se ha confirmado en el caso de una mujer en Bélgica, de otra posible en Alemania y en República Checa y también se está secuenciando el coronavirus detectado el viernes a 61 pasajeros que llegaron a Holanda desde Sudáfrica en dos vuelos antes del cerrojazo.
Todos los pasajeros del vuelo de KLM que aterrizó el viernes en Ámsterdam procedente de Ciudad del Cabo, Suráfrica, y los del aterrizado de Johannesburgo, su otra capital, 600 personas, tuvieron que someterse a una prueba de PCR.
Dieciséis horas después de aterrizar –como media- más de 60 personas dieron positivo y quedaron aislados en un hotel del aeropuerto. Mientras tanto, algunos familiares, que les esperaban en la zona de llegadas, aseguraban saber no saber lo que estaba ocurriendo. Por otro lado, los que dieron negativo, fueron mandados a casa con cuarentena obligatoria de cinco días.
De momento, no se sabe si tienen la variante ómicron y hay que esperar a los análisis, ya que hay que secuenciar el virus por completo. Sin embargo, el gobierno holandés, teniendo en cuenta los vuelos diarios con su antigua colonia, ya da por hecho de que la variante ya está entre ellos así que se ha decidido llamar a todos los pasajeros llegados de Suráfrica desde el lunes: 200 personas.