Por delante tenemos una Semana Santa que no vivíamos desde hace dos tristes años. Una Semana Santa sin restricciones por la pandemia ni en desplazamientos, ni en la hostelería, ni tampoco en los encuentros permitidos.
Esta vuelta a la normalidad se está notando en las carreteras que esta mañana presentaban atascos y circulación lenta en las salidas de las grandes ciudades. También en los aeropuertos donde los vuelos que van a operar estos días casi van a igualar a los de antes de la pandemia y en las estaciones de los trenes AVE que han tenido que reforzar su oferta.
A pesar de que el precio de los carburantes, billetes de avión o de tren, hoteles, alquileres están por las nubes, este año hay unas enormes ganas de disfrutar de la Semana Santa.
Los niveles de ocupación rondan ya a los que se vivían el año 2019 cuando aún no imaginábamos lo que se nos venia encima. Canarias, Baleares, la Comunidad Valenciana y Andalucía son los destinos nacionales más demandados.
El turismo interior y las casas rurales rondan el 80 por ciento de ocupación. Alta ocupación, también, en ciudades donde se vive con fervor la Semana Santa. Lo mismo en las estaciones de esquí, las del Pirineo rondan también el 80 por ciento.