Pascual Vives llegaba parsimonioso, como siempre, a la sala donde se dilucida el futuro se su representado. Iñaki Urdagarin, estrella ausente en la revisión en el Supremo de las penas del caso Nóos. "Han constituído el motor de toda la secuencia delictual. De ellos partió la iniciativa y ellos fueron los instigadores de la corrupción.", así ha hablado la fiscal de él y de su socio Diego Torres en un discurso espeso, como la decoración, pero con mensaje claro: pide que se eleven a diez años de cárcel los poco más de seis que le impuso la Audiencia. En el lado de la defensa, Vives ha ido a por todas, ha pedido la absolución de su defendido. El abogado de Torres, directamente la impugnación de toda la causa. "No se qué hacemos desde hace ocho años", ha dicho González Peeters. O sea, sin sorpresas en lo que se llama "vista de casación". Una ceremonia muy para abogados... de no ser por el renombre de los condenados.