Alegría desbordante a la llegada al puerto de Valencia. Música, baile y sonrisas por un horizonte con más esperanza que el que dejan atrás. A las siete menos cuarto de la mañana desembarcaba el primero de los tres barcos en los que se han repartido los 629 rescatados por el buque humanitario Aquarius. Aplausos al tocar tierra y también antes del amarre con el que ponen fin a un rescate agónico en alta mar el 9 de junio con una travesía adicional de 8 días hasta España tras las negativas de Italia y Malta.
Una primera toma de contacto entre la emoción y el aturdimiento de muchos de ellos, con banderas izadas al llegar y mensajes improvisados de "creo en España" en las camisetas y donde han escrito, por fin, el último capítulo en sus diarios de a bordo.