A hombros de agentes de las fuerzas de seguridad, en medio de una larga ovación Alfredo Pérez Rubalcaba abandona el Congreso de los Diputados por última vez. Miles de ciudadanos arropan a su viuda y a su familia política. Han venido a despedirse del político irremplazable, pero sobre todo de la persona. La rosa roja en las manos de los simpatizantes socialistas, aunque el color político hoy era lo de menos.
La química era su otra gran pasión y ellos sus alumnos han querido también rendirle el último homenaje. Sin poder contener las lágrimas han pasado por la capilla ardiente varios de sus estudiantes que aún recuerdan sus últimas palabras. En el Congreso se ha vivido mucha emoción y solo un pequeño incidente cuando un individuo, tras lanzar octavillas, ha exigido hablar con la ministra de Defensa, el presidente o el CNI. Ha sido el propio Sánchez quien se lo ha llevado de la capilla ardiente.