Después de que la vecina, perteneciente a este clan de los gitanos de Vallecas, les hiciera un mal comentario contra sus perros, Francisco y su padre se fueron a un parque lejano con tan mala suerte de que estaba plagado de orugas y se tuvieron que ir. De vuelta a la plaza, se encontraron de nuevo con la mujer con la que habían discutido, pero no iba sola. Sus padres la acompañaban y ahí empezó una pelea que involucró a toda la familia:
"Nos vimos rodeados por ellos y comenzaron los golpes. Nosotros lo único que queríamos era defendernos. De repente, me giré y vi a mi padre sangrando, sangraba mucho. Le tiré al suelo y esperamos hasta que vino el Samur. Mi padre no fue el único herido: a mi hermano le dieron con una navaja cerrada en la cabeza, a mi tío varios palazos y a mi madre un golpe. Estamos todos muy mal, hechos polvo".