Ha ocurrido en Valencia. Una joven que había alquilado un piso vacacional. Estando en el baño poniéndose el bikini para irse a la playa descubre que, sobre la cisterna, hay una bolsa con una raja. En su interior, un dispositivo móvil que estaba grabando todo lo que ocurría en tiempo real.
La víctima ha atendido en directo a ‘Cuatro al día’. Asegura que, desde el primer momento, el dueño del piso tuvo una actitud extraña: “Parecía nervioso, no nos miraba a los ojos, me dio muy mala vibra”. Durante su estancia, iba a permanecer en la vivienda, ya que solo alquilaba una habitación.
Cuando descubrió el teléfono móvil, ya se había cambiado: “Justamente había leído una noticia de cámaras ocultas en baños públicos. Me vino a la mente esa posibilidad y ahí fue cuando me di cuenta. El móvil estaba transmitiendo en directo a través de una aplicación. Estaba bloqueado porque se estaba controlando desde otro dispositivo”.
Al descubrirlo se puso “extremadamente nerviosa”. El propietario se encontraba en el piso en ese momento. “Decidí coger el móvil, coger mis cosas rápidamente e irme a la policía para denunciarlo”.
El equipo del programa ha conseguido hablar en exclusiva con el dueño del piso, que no ha negado sus actos: "Puse un teléfono a modo de cámara espía en el baño y lo descubrieron". Reconoce que su objetivo es conseguir "cualquier cosa": "Una mezcla de excitación sexual y adrenalina, un subidón de nervios". Suele ubicar los dispositivos de grabación en el baño, pero alguna vez también lo ha hecho en el comedor.
Es una práctica que desempeña desde pequeño: "Sí, mirar... Mirar por la ventana a la vecina y luego, en el futuro, fotos robadas por la calle con el teléfono", dice. Además, confiesa que, si no hubiera sido pillado, habría continuado su dinámica: "Habría seguido haciéndolo seguro".