Vicente Romero paseaba hace años por las calles de Nueva York cuando algo llamó su atención. Comenzó a sentir miedo, pavor, una sensación que no podía entender y que solo había sentido antes en algunos de sus viajes a zonas en guerra.
Como guiado por una fuerza que no podía explicar su mirada giró hacia un lado de la calle, justo al lugar en el que se encontraba levantado el hotel Chelsea. Sintiendo aún un miedo que no podía entender, entró en el edificio y todo allí le pareció tétrico: “La decoración era lúgubre, la luz tenebrosa y algo llamó mi atención, la figura de Satanás en una de las ventanas de la recepción”.
Vicente se dirigió directamente a aquella figura y le habló: “¿Así que eras tú? No te tengo ningún miedo”, y salió de allí. Nuestro invitado volvió a España y le contó entre risas a su mujer lo que le había pasado pero todo cambió cuando le habló a un buen amigo de su experiencia: “Él me contó que precisamente ese hotel estaba marcado por la desgracia, que no era un lugar cualquiera”.
El primero de los sucesos del Chelsea fue la muerte de la conocida como ‘la viuda del Titanic’. Mery esperaba a su marido en ese hotel pero él nunca llegó, él fue uno de los cientos de personas que falleció en las frías aguas del océano Atlántico cuando se hundió el buque. Mery decidió quitarse la vida ahorcándose en su habitación de la planta ocho: “Muchos dicen que aún hoy se sigue viendo el fantasma de Mery rondando por el hotel”.
Pero Mery no fue la única que murió en ese hotel en extrañas circunstancias. La novia de Sid Vicious, el líder del grupo musical Sex Pistols, apareció asesinada de una cuchillada en su habitación del hotel. Más tarde moriría el propio Sid Vicious en ese mismo hotel por una sobredosis de heroína. Comenzaba con estas tres muertes un largo etcétera de sucesos trágicos en los pasillos y habitaciones del tenebroso hotel Chelsea.