¿Protege Antonio Ángel después de su muerte a sus padres?

cuatro.com 22/07/2013 02:05

Araceli Cabello y Antonio Aguilera son los padres de Antonio Ángel, un chico que murió a los 16 años por muerte súbita. "Me desmayé y me pusieron inyecciones para que me tranquilizara. No me quería dormir porque sentía una caricia. Cuando no podía dormía, sentía cariño. Entiendo que mi niño me acariciaba diciéndome que yo no lo podía ver pero que él estaba aquí conmigo", cuenta Araceli.

"Al principio no le daba mucho valor. Llegaron a ser tantos fenómenos que empecé a darles credibilidad", cuenta Antonio Aguilera. "Una noche de madrugada, saltó la alarma. Me levanto, miro por toda la casa y no hay nada. Al día siguiente me tropiezo con mi vecina y me confirma que vieron a dos individuos intentando entrar a la parcela. Sin embargo, la alarma sonó antes de que intentasen entrar en casa", relata Antonio.

"Siempre nos han dado tranquilidad los fenómenos porque tenemos claro que vienen de nuestro hijo", cuenta Antonio aunque Araceli reconoce que nunca ha visto físicamente a su hijo.

Paloma Navarrete, licenciada en Farmacia y Psicología, dividiría las vivencias de los padres de Antonio Ángel en dos tipos de fenómenos. "Hay otro tipo de fenómenos que están relacionados con ver. Las caricias, ese apoyo y esas sensaciones que pueden estar producidas por Ángel", analiza Navarrete.

José Miguel Gaona, psiquiatra, cuando no se cierran los duelos se dejan todos los objetos del fallecido en su habitación. "Me da la impresión de que es un duelo no cerrado. A partir de ahí, todos los fenómenos son interpretados como que vienen de Antonio Ángel. Si no logramos aceptar de una manera plena lo que sucedió se puede ir alargando al infinito y casi es mejor llegar a enfrentarse con lo que sucedió. Aceptar la realidad terrenal, sufrir, pasarlo mal pero asumir la realidad", reflexiona Gaona.

Santiago Vázquez, periodista e investigador, cree que el hijo de Araceli y Antonio "está ahí". Descarta las alucinaciones porque son muchos los testigos que han presenciado los fenómenos. "No es un poltergeist, no es una casa encantada. Es un fenómeno de comunicación con esa otra frontera, ese otro lado de un maravilloso hijo que se marchó pero que sigue estando ahí", cree Vázquez.