En ‘Cuarto milenio’ analizamos una semana más el fenómeno OVNI como parte de la sección ‘Algo’. En esta parte del programa, Iker Jiménez revisa de manera crítica todo lo que él mismo creía saber sobre el fenómeno de los visitantes extraterrestres.
En esta ocasión Iker ha rescatado la historia del niño Raymond para demostrar hasta qué punto el ambiente socio psicológico influye en la experiencia OVNI. Es otoño de 1954, en las pequeñas aldeas del sur de Francia existen multitud de testimonios que aseguran haber tenido contacto con seres de otros planetas.
Raymond tiene diez años, está en clase un lunes después del fin de semana y, dejando perplejos a todos, y en especial a la profesora, pide la palabra para contarle a todos que el día anterior se había encontrado con lo que él creía era un fantasma.
No solo Raymond contó la historia, algunos de sus amigos aseguraron que también habían sido testigo de una extraña aparición, un extraño ser que se apareció ante ellos con una peculiar forma: “Siguió a aquella extraña figura y se topó con el fantasma, justo en medio del campo, una figura corpulenta que medía más del doble de aquellos niños, Raymond no dudó en dispararle con su pistola de juguete”.
En aquella pequeña aldea francesa se montó un escándalo que no escapó a la prensa y del que se hicieron eco en todas partes del país: “Era la primera vez que se tenía registro de que un ser humano hubiese atacado a un ser de otro planeta, aunque fuese con una pistola de juguete”. Lo que ocurrió después provocó que hasta Iker Jiménez desconfíe de algunos de los casos célebres de avistamientos OVNI.