Nada más comenzar el programa, Iker Jiménez se sienta en la mesa de debate junto al coronel Pedro Baños para hablar del dominio del poder, un interesante tema sobre el que gira el último libro de nuestro invitado. Es entonces cuando el presentador quiere compartir con los espectadores algo que sucedió hace veinte años.
Iker cuenta que colaboraba en un programa que giraba en torno al misterio en una cadena de televisión y que, un día, fue llamado por un alto directivo de la cadena, el jefe de programación. Éste le hizo ver unos folios donde había decenas de mails que iban en contra de Iker: "Iker Jiménez, sinvergüenza”, “cómo le sacan ustedes en pantalla contando estas cosas”, “prohíban el programa de inmediato”, “dejo de ver su cadena”, decían estos mensajes.
El jefe de programación fue claro con Iker, “¿qué hacemos con esto?”, le preguntó. Y fue cuando a Jiménez solo se le ocurrió preguntar por varios nombres. Es decir, quiso saber si los nombres que él tenía en su mente aparecían en esos emails. Y sí, afirmativo.
Fue entonces cuando fue consciente de que había sido víctima de una campaña de desprestigio: “Eran apenas cien personas que habían hecho ruido para que hacer ver que España entera clamaba en mi contra”. “Así se hace una campaña”, reflexiona Iker.