En el País Vasco, entre Bakio y Bermeo, asoma un islote unido a la costa por un puente de piedra, a cuya cumbre se asciende a través de una impresionante escalinata cincelada de más de 200 escalones. En la cima se erige una pequeña capilla, la de San Juan de Gaztelucatxe, uno de los lugares más mágicos de toda Europa.
Un enclave repleto de leyendas, muchas asociadas al mismísimo apóstol de Cristo que le da nombre y a las almas en pena de los antiguos peregrinos que hasta allí acudían. Este santuario es considerado por muchos expertos en el tema como una de las porta coeli, del latín ‘puerta al cielo’, creyéndose que desde allí las almas en pena atrapadas en este mundo pueden viajar hasta el siguiente tramo: “En ciertas épocas del año la puerta de la ermita se deja abierta para que las almas pudieran llegar hasta el cielo”.
Antiguamente se creía que el apóstol San Juan había subido hasta el castillo del islote dejando sus huellas marcadas en los peldaños, algo que bajo el punto de visto de los expertos es un indicativo para los peregrinos. Cuenta además la tradición, que si se tienen problemas de salud en los pies basta con pisar las huellas dejadas por el apóstol para recuperarse de estas dolencias.
Pese al paso del tiempo y el olvido de muchas tradiciones relacionadas con el islote y la ermita del apóstol de Cristo, todavía hoy muchos habitantes de la comarca acuden en peregrinación el día del Santo para rendirle devoción.