Una mansión abandonada que nunca debió ser restaurada. Este sería el resumen del tema del que nos habla Carmen Porter. Trata sobre una de las haciendas más encantadas de Jamaica. La mansión, construida en los años 70, fue comprada pero la mujer falleció por una enfermedad. Su marido tenía varias amantes y una de ellas le enseñó algunas claves sobre el vudú.
Se llegó a casar con el propietario, pero pronto llegaron las discusiones. Hasta que un día, él se encontró a su mujer en la cama con uno de los esclavos. Hubo un enfrentamiento y ella juró venganza. Pocos días después, con un ritual, envenenó a su marido y lo enterró en la parte de atrás de la casa. Los médicos creyeron que la causa de la muerte fue por fiebre amarilla.
La mujer se casó en varias ocasiones más y todos sus maridos murieron, casualmente, por causas desconocidas (envenenamientos y estrangulamientos). Los esclavos tenían temor por sus rituales, ya que la veían a la mujer llevarse a los bebés recién nacidos de las esclavas para hacer rituales de belleza con ellos. Fue asesinada por uno de sus amantes durante una revuelta de esclavos, que decidieron tomar las haciendas de los dueños más villanos de la zona.
En su tumba marcaron tres cruces blancas para que el espíritu de la mujer no volviera, pero parece que su fuerza es superior a cualquier ritual. La hacienda se ha reformado y restaurado con el paso de los años y hay quien dice que sigue vagando su alma por allí. Aseguran verla asomada al balcón o bajando las escaleras con su traje rojo.